viernes, 10 de diciembre de 2021
LUZ GABÁS. “El Latido de la tierra”. Editorial Planeta. 2019. (441 páginas)
ARGUMENTO:
Una bella historia de pasión, lealtad, intriga y sentimientos encontrados.
Alira, heredera de la mansión y las tierras que su familia conserva desde hace generaciones, se debate entre mantenerse fiel a sus orígenes o adaptarse a los nuevos tiempos. Cuando cree encontrar la respuesta a sus dudas, una misteriosa desaparición perturba la aparente calma que reinaba en la casa, la única habitada en un pequeño pueblo abandonado. Un guiño del destino la obligará a enfrentarse a su pasado y a cuestionarse cuanto para ella había sido inmutable. A partir de ese momento comenzará a sentir algo para lo que nunca pensó estar preparada: el amor.
ANÁLISIS DEL LIBRO:
El
hilo argumental se traza sobre una historia de amor muy dulce de la
protagonista y los sentimientos
encontrados con sus amantes.
Es
un canto contra el desencanto, al envejecimiento del individuo y de la
sociedad; el enfrentamiento entre lo viejo y lo nuevo, lo rural y lo urbano,
estancarse o avanzar, aferrarse al pasado o enfrentar el presente, la tradición
y la adaptación a lo nuevo; la amistad, la lealtad, la pasión, la falta de
sueños, la pérdida de ilusiones, la soledad, la España vaciada…
Plantea
muy bien la lucha entre lo rural y lo urbano; entre la fidelidad a las
posesiones y estructuras familiares, frente a la renovación y la adaptación a
la modernidad; la verdadera amistad y la amistad interesada.
Luz
Gabás pone toda su energía en los flash-backs que narran el pasado de los
personajes.
Muy
acertada y original la relación que teje entre la música y el título de los
capítulos. Coincide plenamente el argumento de cada capítulo con la letra de la
canción (muchas de ellas de la década de los 80 y muchas heavy). Demuestra una
vasta cultura musical.
Hace
un estudio psicológico de los personajes muy bien trabajado. En muchas
ocasiones plantea sus dudas y los argumentos a favor y en contra, para tomar
decisiones.
Mantiene el interés y el suspense (novela negra, aunque esto no sea lo principal pues la resolución del asesinato acaba relegado a un segundo plano) perfectamente a lo largo de la historia. Hasta la página 246, no se sabe que la víctima es una mujer y, hasta más de la mitad del libro no se sabe quién es la persona asesinada. En la pág. 343/441 (78% del libro) es cuando se dice abiertamente que el cadáver corresponde a Dunia.
PERSONAJES:
·
Elegía:
La
madre Elegía y la casa Elegía, son la misma cosa. Son inseparables. La casa es
como si fuera un personaje más.
Se
siente decepcionada con sus hijos.
Se
da cuenta de que el ideal familiar de mantener el patrimonio en Aqilegia es
imposible y acaba destruyéndolo.
·
Alira:
Fiel
a sus principios pero al final se da cuenta de se tiene que adaptar. Es una
mujer que lucha por su legado, por sus convicciones y, muy especialmente, por
su derecho a tener otra oportunidad distinta a la que parece que le ha venido
impuesta desde el principio. La lucha de una mujer que, en plena madurez, ve
como sus principios no solo no son inamovibles, sino que pueden ser
perfectamente compatibles con formas de entender la vida, muy distintas a la
suya.
Es
una persona leal: permanece unida a la casa, a su madre y a su pasado. No se
“lío” con Adrián por respeto a Dunia (esposa de Adrián).
Era una buena amiga. Ver CITA de la página 252.
· Gerardo:
Parece que esté influenciado por su esposa Tela. Al final, reconoce el papel de Alira.
· Telma:
Egoista. Interesada. Pretende luchar contra Alira para conseguir su beneficio económico.
· Irene:
Fiel a su esposo y, al final, se da cuenta de que se ha distanciado de Alira.
· Amanda:
Amistad interesada. Vive el “día a día”. (Ver CITA de la página 253).
· César:
Muy implicado con su trabajo. (Ver CITA de la página 253)
· Adrián:
Nada vinculado con la vida rural. (Ver CITA de la página 252).
· Esther:
Cumplidora de su trabajo. Es algo prepotente.
· Jan (hijo de Gerardo y Telma):
Va a lo suyo. No se implica en nada en la vida familiar.
· Damer:
Es el príncipe feliz.
Es un “sentimentaloide”, un idealista. En la página 229 dice cuando se descubre la identidad de Felipe, padre de Damer: ”Pretendía arreglar el pasado”.
·
Felipe:
Cumplía escrupulosamente con su trabajo.
Nombre |
Apariciones |
Alira |
889 |
Adrián |
363 |
Damer |
329 |
Elegía |
155 |
César |
296 |
Amanda |
286 |
Aquilare |
151 |
Telma |
146 |
DEDICATORIA: “Para quienes nunca creímos que el tiempo pasara tan rápido”.
FRASE EN LA PORTADA DEL LIBRO:
“Solo la fuerza del amor tiene el poder de encontrar el camino de la verdad.”
FRASES AL PRINCIPIO DEL LIBRO:
“La vida es como una tela bordada.
Nos pasamos la primera parte de la vida en el lado bonito del bordado; la
segunda parte de nuestra vida la pasamos en el otro lado. Es menos bonito, pero
vemos cómo están dispuestos los hilos.”
NACH, URBANOLOGÍA.
“Solo las naturalezas activas y
saludables recuerdan que el sol se alza con claridad. Nunca es demasiado tarde
para renunciar a nuestros principios.”
HENRY DAVID THOREAU, WALDEN
“Después de Palmeras en la nieve, El latido de
la tierra es mi novela más sentida, más personal. En ella he volcado mis
emociones, la historia de los que me rodean, la vida de un valle lejano pero
que late con fuerza”.
“Cuando el amor es verdadero,
simplemente se escucha al corazón.”
LUZ GABÁS.
Pág. 28: “Era cada gota de sudor
y sangre, cada sonrisa y lágrima, de aquellos con quienes compartía una
identidad más allá del tiempo finito de la carne”.
Pág.
163: Hablando de la casa… ”Lo fuiste para
otros que ya no están; lo eres para mí; lo seguirás siendo para los siguientes:
hermosa, sólida, cobijo, sentido, identidad….
Alira se consideraba menos importante que la
casa. Ella moriría pero no la casa, como un ser vivo inmortal, desafiaría al
tiempo que la había perpetuado; tal vez de una manera diferente a la del
pasado, pero seguiría adelante.”
Pág. 200: “Había una frase de un
político que decía que quien de joven no es de izquierdas, no tiene corazón, y
quién de mayor no es de derechas, no tiene cerebro”.
Pág. 228: “Ella (Alira) no había olvidado ni un detalle. Cuando el
presente le defraudaba, se refugiaba en los recuerdos del pasado, especialmente
en aquellos que le reforzaban la solidez de materias tan incuestionables como
la verdadera amistad.”
Pág. 252: (Hablando de Adrián) “Todo
lo que tuviera que ver con ese pueblo le resultaba indiferente, incluso una
pérdida de tiempo. Él era un triunfador que estaba de paso”.
Pág. 252: “Alira quería a Amanda
como a una hermana”.
Pág. 253: (Hablando de César) “Siempre
estaba demasiado liado con su trabajo.”
Pág. 253: “Amanda estaba libre y
nunca había tenido escrúpulos a la hora de liarse con un hombre casado.”
Pág. 355: “Alira estaba demasiado
apegada a esa casa y a esa tierra”. Por esto dejó Adrián a Alira: “No comprendía las preocupaciones ni sentía
la pasión de Alira por la tierra, por la historia de su casa, por el estado de
los animales y las especies vegetales”.
Pág.
421: “Alira asintió. Había pensado mucho
en ello mientras el cuerpo de su madre todavía no había sido incinerado. Todo
lo que conformaba su vida se había desmoronado en apenas unos meses y la parte
material que guardaba siglos de historia, que albergaba los recuerdos físicos
de los individuos de varias generaciones, había desaparecido en el incendio. Al
morir su madre, supo que ya nada sería igual. Temió que la soledad y la
oscuridad fueran sus compañeras durante el tiempo que le quedase en este mundo.
Había comprendido la ironía de su nueva situación: si alguna vez había deseado terminar
con todo, en un día se había quedado sin nada.
Había repasado su vida:
la ilusión por existir de su infancia se había convertido con demasiada
velocidad en miedo, en inseguridad, incluso en animadversión. Su inicial deseo
de luchar para expulsar a quienes se querían apropiar de Aquilare había surgido
de una agresividad latente, heredada. Sin darse cuenta, tantos años de
sentimientos negativos le habían provocado un envejecimiento prematuro.
Se llevó las manos al
vientre, donde nacía una nueva vida.
Cuando su cuerpo
comenzaba a perder consistencia, un nuevo futuro se abría ante ella.
Había perdido
tanto y, sin embargo, se sentía acaudalada, exuberante, potentada. […] Y su
premio era nada más y nada menos que su propio futuro”.
Pág. 424: “Como la
hierba vivaz que retoñaba cada año desde tallos subterráneos o como la hierba
anual que nacía de las semillas y dejaba otras nuevas en el suelo antes de
morir, ella quería conservar sus raíces ancladas al que había sido su mundo y
ofrecer su rostro, su propia identidad, al sol, a la lluvia, al aire y a la
nube. Sobre todo, quería seguir sintiendo el latido —sencillo y solemne,
rítmico y grandioso, sanador y eterno— de la tierra; la misma tierra que un día
la envolvería para siempre en su abrazo definitivo”.
Respuestas del Formulario enviado a los lectores del Club de Lectura:
Pregunta nº1. Valoración de los personajes:
Pregunta 2. ¿Qué ha sido lo que más te ha gustado del libro?
· El estudio psicológico de los personajes.
La lealtad de los personajes principales a sus ideales.
·
· El suspense de no saber quién es la víctima y
"los asesinos"
· Las ideas iniciales del argumento: con intriga,
romance, denuncia social, ...
· Plantea muy bien el enfrentamiento entre lo rural y lo
urbano.
Muy acertado el enlace de un tema musical con cada capítulo.
Personajes muy estudiados.
· La decisión de Alira de seguir en el pueblo, a pesar
de tener que empezar de cero.
· Queda latente el latido de la tierra,en cada página
sientes ese amor a la tierra,sobre todo por parte de Alira y los ocupas
· La banda sonora
Pregunta 3. ¿Qué ha sido lo
que menos te ha gustado del libro?
· Hay algunas partes de relleno, como al final, cuando
hace una relación de los recuerdos de su infancia, adolescencia, juventud...
·
· No se me ocurre nada, en general la trama estaba bien
estructurada
· No me parece una buena novela, la idea es buena, pero
se queda coja, vacía, ...
· Me ha gustado mucho.
· El peso que la familia de Alira debe cargar por el
egoísmo de su madre. Aunque también podrían haber elegido otra opción.
· Lo del embarazo,resulta un poco subrrealista
· La actitud de Adrian
viernes, 12 de noviembre de 2021
Héctor Abad Faciolince. "El Olvido que seremos".
HÉCTOR ABAD FACIOLINCE. “El Olvido que seremos”. Edit.: Seix Barral. Biblioteca breve. Barcelona. 2010. (274 pág.).
Héctor Abad Faciolince nació en Medellín, Colombia, en 1958. Estudió Lenguas y Literaturas Modernas en la Universidad de Turín (Italia). Fue columnista de la revista Semana y en la actualidad escribe regularmente para El Espectador. También es colaborador habitual de El País y de la revista Letras Libres de México. Fue director de la Biblioteca de la Universidad Eafit. Además de numerosos ensayos, traducciones y críticas
literarias, ha publicado, entre otros, los siguientes libros: Asuntos de un hidalgo disoluto
(Alfaguara, 1994); Tratado de culinaria
para mujeres tristes (Alfaguara, 1997); Fragmentos
de amor furtivo (Alfaguara, 1998); Basura
(2000), que obtuvo en España el I Premio Casa de América de Narrativa
Innovadora; Angosta (2003), El olvido que seremos (2006), su libro
más celebrado, en donde revive la historia de su padre, el doctor Héctor Abad
Gómez, y las circunstancias de su asesinato; Traiciones de la memoria (2009), Testamento involuntario (2011), y La Oculta (2015), Premio
Cálamo al mejor libro del año. En 2017 Alfaguara reeditó El olvido que seremos, junto al documental Carta a una sombra (2015), inspirado en este libro, el cual
presenta la violencia política que azotó Colombia desde la intimidad del duelo
de la familia Abad. En 2020 Alfaguara publica Lo que fue presente, el conmovedor itinerario creativo de un
escritor que recorre desde 1985 hasta la publicación de El olvido que seremos, que además será llevado al cine por Fernando
Trueba. En 1998 fue galardonado con el Premio Nacional de
Periodismo Simón Bolívar en la categoría columna de opinión; recibió ese mismo
premio en el año 2006. De sus libros hay traducciones a más de una decena de
idiomas. De ellas, la de Angosta ha
sido premiada en China, mientras que las versiones al inglés y portugués de El olvido que seremos fueron premiadas
en Estados Unidos y Portugal, respectivamente. Copiado de: https://cursiva.com |
|
|
Argumento
de “El Olvido que seremos”
El 25 de agosto de 1987 Héctor Abad Gómez, médico y activista
en pro de los derechos humanos, es asesinado en Medellín por los paramilitares.
El olvido que seremos es su biografía novelada, escrita por su propio hijo. Un
relato desgarrador y emocionante sobre la familia, que refleja, al tiempo, el
infierno de la violencia que ha golpeado Colombia en los últimos cincuenta
años.
Puntuación
otorgada por los lectores, en la reunión del 12-11-2021: 8
Anotaciones:
La novela es una reconstrucción fiel y amorosa del recuerdo
del autor hacia su padre, de una familia, una ciudad, de la niñez y juventud...
Tardó más de 20 años en escribir el libro, después de la muerte de su padre.
El título está inspirado en un soneto de Jorge Luis
Borges que el hijo encontró en un papel escrito a mano en el bolsillo de su
chaqueta el día que murió y que quedó escrito, como epitafio, en la tumba del
padre:
Aquí. Hoy
Ya somos
el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos
ignora
y que fue el rojo Adán y que
es ahora
todos los hombres, y que no
veremos.
Ya somos
en la tumba las dos fechas
del principio y el término.
La caja,
la obscena corrupción y la
mortaja,
los triunfos de la muerte, y
las endechas.
No soy el
insensato que se aferra
al mágico sonido de su
nombre.
Pienso con esperanza en
aquel hombre
que no
sabrá que fui sobre la tierra.
Bajo el indiferente azul del
cielo,
esta meditación es un
consuelo.
Aparece en la portada una fotografía de Marta (su
hermana) tocando el violín. Para José Otero, la portada pertenece a la película
“El fuego de la venganza” (Man on Fire)
de 2004, dirigida por Tony Scott e interpretada por : Denzel Washington, Dakota Fanning, Christopher Walken,
Radha Mitchell, Marc Anthony, Giancarlo Giannini, Rachel Ticotin, Mickey
Rourke, Gero Camilo, Jesús Ochoa.
“Este libro es
el intento de dejar testimonio de ese dolor (el de la muerte de su padre) un testimonio al mismo tiempo inútil y
necesario. Inútil porque el tiempo no se devuelve ni los hechos se modifican,
pero necesario para mí (…)”. (Pág.: 232).
Hace alusiones a ciertas conductas o espíritu gregario
refiriéndose a actuaciones que se hacen por seguir a la mayoría, sin pensar,
como borregos. Se es capaz de matar a personas buenas para acallar su voz por
estar en contra de tus ideas o de la concepción que se tiene de tu país. La voz
de su padre que hablaba de salubridad, de derechos humanos y que denunciaba
tanto en la universidad como en los medios, molestaba mucho.
Se aprecia claramente el ambiente colombiano de luchas
y matanzas colectivas ideológicas. Un país que lucha por salir de un pozo sin
fondo, tras décadas de corrupción y violencia. ¿Cómo puede llegar un territorio
a tal grado de angustia y desesperanza?
“La familia no
era rica ni pobre sino acomodada” decía su madre. Parece ser que el padre
era el ideólogo, el que “vivía en las nubes de la ideología” la madre tocaba
tierra, era la que con su trabajo y ahorros familiares sacaba adelante a la
familia. En la página 220, el padre dice: “(…) Soy muy buen padre, pero muy mala madre”, queriendo decir que era
bueno para fecundar, para poner la semilla de una buena idea, pero malo para la
paciencia de la gestación y de la crianza (de sus ideas).
Imagen de la película "El Olvido que seremos" de Fernando Trueba. |
Refleja perfectamente la importancia de la Iglesia en
la Sociedad colombiana, haciendo una visión irónica de la religiosidad de la
época. Por ejemplo, cuando el cardenal Alfonso López Trujillo,
ultraconservador, pretendió prohibir el funeral del padre en la iglesia de santa
Teresita, en 1987.
La lógica aristotélica y santo Tomás propugnan que a
las verdades de la fe se puede acceder a través de la razón. Para san Agustín,
el camino era el del corazón.
La fe o la falta de fe, no dependen de nuestra
voluntad, sino del aprendizaje temprano: si
desde pequeño te han educado en creencias metafísicas o por el contrario te han
inculcado ideas agnósticas, será imposible cambiar de adulto.
Hace claras referencias a Jorge Manrique, en las “Coplas a la muerte de su padre”, incluyendo
incluso, algunos versos referidos a la fugacidad de la vida. En estas coplas,
Jorge Manrique nos habla de una tercera vida (además de la terrenal y de la eterna
en el cielo o infierno). Es la vida de la fama:
aquella que consiste en perdurar más allá de la propia muerte a través del
recuerdo y de la fama conseguida.
Estilo:
Mantiene un sentido humorístico en sus “historietas”
de su infancia y juventud.
Aparecen muchas palabras y expresiones del vocabulario
propio de Colombia.
Se aprecia dos partes en el libro, una de recuerdos y
la otra, más triste (la parte final, a partir de la muerte de su hermana Marta)
con reflexiones muy profundas acerca de la muerte, la vida, las relaciones
interpersonales, del asesinato de su padre por sus actividades peligrosas, la
situación política de Colombia… En la película se reflejan estas dos partes
porque las escenas de la infancia están en color mientras que el resto están en
blanco y negro.
Citas:
“El sufrimiento de los mártires en los primeros años del Cristianismo no
había sido inferior, ni menos doloroso, al sufrido por los indios martirizados
por los representantes de la fe cristiana. En nombre de esa misma Cruz por la
que habían padecido martirio, los conquistadores cristianos martirizaron a
otros seres humanos… Y todo esto para imponer con odio la supuesta religión del
amor al prójimo, el Dios Misericordioso y la hermandad entre todos los hombres.”
“No nos enseñan a ser buenos, nos enseñan a no ser malos”. “Somos un “atado
amorfo” de sentimientos buenos y malos, al que hay que mostrar el camino para
sacar la mejor parte de uno mismo. Hay que intentar ser menos malo de lo que
nuestras inclinaciones naturales nos indican.” (Pág.: 100).
“Mi mamá y mi papá eran contradictorios y en sus creencias y en sus
comportamientos, pero complementarios y de un trato muy amoroso en la vida
diaria”. (Pág.: 113).
“Hay como una curva creciente en el valor de la vida humana y la cima,
creo yo, está entre los quince y los treinta años; después, la curva empieza,
lenta, otra vez, a descender hasta que a los cien años coincide con el feto, y
nos importa un pito.” (Pág.: 156).
“Mi papá se había declarado (…) cristiano
en religión, marxista en economía y liberal en política.” (Pág.: 176).
“Todos estamos condenados al polvo y al olvido (...). Sobrevivimos por unos frágiles años, todavía, después de
muertos, en la memoria de otros, pero también esa memoria personal, con cada
instante que pasa, está siempre más cerca de desaparecer. Los libros son un
simulacro de recuerdo, una prótesis para recordar, un intento desesperado por
hacer un poco más perdurable lo que es irremediablemente finito. Todas esas
personas con las que está tejida la trama más entrañable de mi memoria, todas
esas presencias que fueron mi infancia y mi juventud, o ya desaparecieron y son
solo fantasmas, o vamos camino de desaparecer, y somos proyectos de espectros
que todavía se mueven por el mundo. En breve todas estas personas de carne y
hueso, todos estos amigos y parientes a quienes tanto quiero, todos esos
enemigos que devotamente me odian, no serán más reales que cualquier personaje
de ficción, y tendrán su misma consistencia fantasmal de evocaciones y espectros,
y eso en el mejor de los casos, pues de la mayoría de ellos no quedará sino un
puñado de polvo y la inscripción de una lápida cuyas letras se irán borrando en
el cementerio. Visto en perspectiva, como el tiempo del recuerdo vivido es tan
corto, si juzgamos sabiamente, "ya somos el olvido que seremos", como
decía Borges. Para él este olvido y ese polvo elemental en el que nos
convertiremos eran un consuelo "bajo el indiferente azul del Cielo".
Si el cielo, como parece, es indiferente a todas nuestras alegrías y a todas
nuestras desgracias, si al universo le tiene sin cuidado que existan hombres o
no, volver a integrarnos a la nada de la que vinimos es, sí, la peor desgracia,
pero al mismo tiempo, también, el mayor alivio y el único descanso, pues ya no
sufriremos con la tragedia, que es la conciencia del dolor y de la muerte de
las personas que amamos”. (Pág.: 272)
Frase de Pancho Villa: “Sin justicia no puede haber paz”. (Pág.:
222). Pregunta: ¿Es necesaria la lucha armada para mantener la injusticia? “Contra Hitler, sí, pero es preferible el
método de Gandhi, la resistencia pacífica”. (Pág.: 222).
“Una de las cosas más duras que tenemos que hacer cuando alguien se nos
muere, es vaciar y revisar sus cajones (…)”. “(…) Abrir los cajones es como abrir rendijas en el cerebro del otro (…)”.
(Pág.: 224).
“Todo ser humano, la personalidad de cada uno, es como un cubo puesto
sobre una mesa. Hay una cara que podemos ver todos (la de encima) caras que
pueden ver algunos y otros no, y si nos esforzamos, podemos verlas nosotros también
(las de los lados); una cara que solo la vemos nosotros (la que está frente a
nuestros ojos) otra cara que solo ven los demás (la que está frente a ellos) y
otra cara oculta a todo el mundo, a los demás y a nosotros mismos (la cara en
la que el cubo está apoyado). Abrir el cajón de un muerto es como hundirnos en
esa cara que solo era visible para él, que solo él quería ver, la cara que le
protegía de los otros: la de la intimidad”. (Pág.: 226).
“Todos tenemos en nuestras vidas algunas zonas de sombras. No
necesariamente son zonas vergonzosas; hasta es posible que sean las partes de
nuestra historia que más nos enorgullezcan (…) pero que no queremos compartirlas con nadie. También pueden zonas ocultas
porque nos resultan vergonzosas (…) o
son hechos reprobables, detestables (…)”. (Pág.: 228).
“(…) Vivimos en un país que olvida sus mejores rostros, sus mejores impulsos,
y la vida seguirá en su monotonía irremediable (…) y llegará ese olvido y será como un monstruo que todo lo arrasa, y
tampoco de tu nombre tendrán memoria. Yo sé que tu muerte será inútil y que tu
heroísmo se agregará a todas las ausencias”. (Pág.: 247).