domingo, 17 de septiembre de 2017

Excursión del Club de Lectura de la Biblioteca de Borja. (III)

EL MARQUÉS DE SANTILLANA
(1388 – 1458)

Don Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, nació en Carrión de los Condes, Palencia, en 1388.
En 1412 se casó con Catalina de Figueroa, hija del maestre de Santiago, Lorenzo Suárez de Figueroa, lo que le permitió aumentar su formidable patrimonio, hasta el punto de convertirse en uno de los grandes de España más poderosos e influyentes del siglo XV castellano.
Como los grandes caballeros de su tiempo, tomó parte en la política de aquella época, unas veces al lado del rey Juan II de Castilla, otras contra é, otras al lado del rey de Aragón Fernando de Antequera.
Fue partícipe en varias batallas y, por su esfuerzo en la contienda de Olmedo, obtuvo los títulos de Marqués de Santillana y conde de Manzanares. Más tarde se retiró a su palacio, ubicado en Guadalajara, en donde falleció en 1458.
Gran poeta, literato y uno de los más grandes personajes de la corte de Juan II. Poseía una de las mejores bibliotecas de su tiempo.
Con las Serranillas, el Marqués de Santillana, fue un género al que se sintió más apegado y siempre tuvo en gran estima. Por esto siempre lo cultivó. Tal vez la ligereza y ocasionalidad del género, cuya ejecución y divulgación se produciría sobre todo de forma oral y cantada, facilitó el que esas piezas quedaran fuera de las compilaciones poéticas cortesanas y, como sugiere Lapesa, «acaso fueran tan conocidas que los compiladores no creyeran necesario transcribirlas»
Lo que sí es cierto es que alcanzaron un alto grado de difusión y popularidad. Muchas de ellas sufrieron un alto grado de difusión y reelaboración. Por ejemplo,  la II, La vaquera de Morana, tuvo su glosa en las muy difundidas «Coplas de Antón, vaquero de Morana» que aún inspirarían a Lope de Vega en su comedia El Vaquero de Morana.
La serrana de Boxmediano (I) y La vaquera de Morana (II), que tienen por escenario las sierras del A-loncayo, corresponden a su campaña en Agreda como frontero, en 1429.
Cuando Íñigo López de Mendoza escribe sus Serranillas el género estaba bien consolidado. Existía la práctica cortesana y aristocrática de los cantares o narraciones de aventuras serranas al regreso de un viaje y como divertimento palaciego.


1.
[LA SERRANA DE BOXMEDIANO]
Serranillas de Moncayo,
Dios vos dé buen año entero,
ca de muy torpe lacayo
faríades cavallero.

Ya se passava el verano,                             5
al tiempo que hombre s'apaña
con la ropa a la tajaña,
encima de Boxmediano
vi serrana sin argayo
andar al pie del otero,                                  10
más clara que sal'en mayo
ell al va nin su luzero.
serrana de buen donaire.»
Respondió como 'n desgaire:                        15
«¡Ay! qu'en hora buena venga
aquel que para Sant Payo
d'esta irá mi prisionero».
E vino a mí como rayo,
diziendo: «¡Preso, montero!»                         20

Díxele: «Non me matedes,
serrana, sin ser oído,
ca yo non soy del partido
d'essos por quien vos lo havedes;
aunque me vedes tal sayo,                             25
en Agreda soy frontero,
e non me llaman Pelayo,
maguer me vedes señero.»

Desque oyó lo que dezía,
dixo: «Perdonad, amigo,                                30
mas folgad hora comigo
e dexad la montería;
a este currón que trayo
quered ser mi parçionero,
pues me fallesçió Mingayo,                            35
que era comigo ovejero.

Finida
Entre Torellas y el Fayo
passaremos el febrero.»
Díxele: «De tal ensayo,
serrana, soy plazentero.»                               40

2.
[LA VAQUERA DE MORANA]
 En toda la Sumontana,
de Trasmoz a Veratón,
non vi tan gentil serrana.

Partiendo de Conejares,
allá suso en la montaña,                                5
cerca de la Travessaña,
camino de Trasovare,
encontré moça loçana
poco más acá de Anón,
riberas d'una fontana.                                   10

Traía saya apretada
muy bien fecha en la cintura;
a guisa de Estremadura,
çinta e collera labrada.
Dixe: «Dios te salve, hermana;                      15
aunque vengas d'Aragón,
d'esta serás castellana.»

Respondióme: «Cavallero,
non penséis que me tenedes,
ca primero provaredes                                   20
este mi dardo pedrero;
ca después d'esta semana
fago bodas con Antón,
vaquerizo de Morana.»

[LA VAQUERA DE LA FINOJOSA]
Moça tan fermosa
non vi en la frontera,
com' una vaquera
de la Finojosa.

Faziendo la vía                                                 5
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño,
por tierra fragosa
perdí la carrera,                                              10
do vi la vaquera
de la Finojosa.

En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado                                          15
con otros pastores,
la vi tan graciosa
que apenas creyera
que fuesse vaquera
de la Finojosa.                                                 20

Non creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas
nin de tal manera.
Fablando sin glosa,                                           25
si antes supiera
de aquella vaquera
de la Finojosa,

non tanto mirara
su mucha beldad,                                              30
porque me dexara
en mi libertad.
Mas dixe: «Donosa
(por saber quién era),
¿dónde es la vaquera                                        35
de la Finojosa?»

Bien como riendo,
dixo: «Bien vengades,
que ya bien entiendo
lo que demandades:                                         40
non es desseosa
de amar, nin lo espera,
aquessa vaquera
de la Finojosa.»

   

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