POESÍA PARA LA CRISIS
Biblioteca
“Honorato de Castro” de Borja. (Zaragoza)
|
|
Yĕhudah Ha-Levi
nació en Tudela, en 1070, influenciado por la vida cultural musulmana de la
Taifa zaragozana de los Banu Hud.
Es sin duda el máximo
exponente de la poesía hebrea peninsular medieval e incluso hay quien lo
considera “el mejor poeta judío de todos los
tiempos”.
Tras dejar, en su juventud, su ciudad
natal (cuna también de otros escritores ilustres, como el viajero Benjamín de Tudela y el filósofo Abraham Ibn Ezra) se estableció en
las tierras musulmanas de Al Andalus, recibiendo allí una esmerada
formación tanto en ciencias y
medicina, como en leyes, teología y poética.
Tuvo estrechas relaciones con los
mejores poetas judíos y árabes de su época, gozando en vida de una fama
extraordinaria. Tocó temas amorosos y báquicos (relativos al vino y a la
embriaguez) cantó a la amistad, lloró por la muerte de los seres queridos,
reflexionó sobre asuntos muy humanos, ensalzó a Dios y trató de consolar a su
pueblo en el exilio.
Al final de su vida, dejó Sefarad y
embarcó hacia Israel, deseando pasar sus últimos días en la añorada tierra de
sus antepasados por él tan amada. Falleció en 1141.
|
CANTOS
DE BODA
"¡Qué hermosa eres, la de bellos
ojos,
ebria, y no de vino!
¡Oh hermosa! ¿A dónde te diriges?
Los corazones domina con mesura.
¿No has de tener piedad de las
ofensas
que se cometen con los ojos?
Muestra, te ruego, tu semblante.
¿Por qué eclipsas tu rostro
sin dejar que te vean al mirarte?
¡De ti nunca se sacian los ojos!
Blancos zafiros son tus mejillas;
con solo tu semblante te engalanas.
¿No ha de anhelar atisbar tu belleza
el varón de penetrantes
ojos?"
"¡Amado mío, que avivas las
llamas!
¡Ven y deleitémonos con los amores,
con néctar del paladar, pues mejores
son
tus caricias que el vino!"
¡Bebed, amados; embriagaos, amigos,
en casa del prócer, vástago de
nobles!
y con la alegría del hijo muy amado
¡escanciad a los nazareos vino!
|
|
POESÍA
DE YĔHUDAH HA-LEVI EN TUDELA
Estas
cerámicas-homenaje están en la plaza Yĕhudah Ha-Levi de Tudela.
|
|
Cuando vi en mi cabeza la primera
cana
la arranqué con la mano.
“Has
podido conmigo”, me dijo, “porque
estoy sola.
¿Qué harás cuando me siga un escuadrón?”.
|
|
Ofra lava sus vestidos en el agua de mis lágrimas
y los pone a secar en el sol de su hermosura.
No necesita el agua de las fuentes, porque tiene
la de mis ojos,
Ni otro sol, que el de su belleza.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario