POESÍA PARA LA CRISIS
Biblioteca
“Honorato de Castro” de Borja. (Zaragoza)
|
|
|
Miguel Hernández. (1910-1942) Uno de
los poetas y dramaturgos más importantes en la literatura española del siglo
XX. Tradicionalmente se le ha encuadrado en la “Generación del 36” pero últimamente se le asocia más con la “Generación del 27”.
Afiliado al Partido Comunista
Español, en la República tomó parte en las Misiones pedagógicas, intentando
llevar la cultura a las zonas más deprimidas de España. Durante la Guerra
Civil española, Miguel Hernández se alistó en el ejército republicano y
asistió al Congreso internacional de intelectuales antifascistas de 1937 en
Valencia. Tras la guerra fue detenido en la frontera portuguesa. Condenado a
pena de muerte, se le conmutó por la de treinta años. Miguel Hernández
falleció en la enfermería de la prisión, con 31 años de edad.
Cuando estaba en prisión, su mujer
Josefina Manresa, le envió una carta en la que mencionaba que sólo tenían pan
y cebolla para alimentarse; el poeta compuso en respuesta las “Nanas de la Cebolla”, uno de los más
emotivo, personal y sentido poema del autor. Encierra un canto triste por no poder
ayudarles, pero también les da ánimos a pesar de las adversidades, inyectando
a su hijo la importancia de vivir, de saber disfrutar, de reír, de ser
fuerte, en definitiva, hasta que vengan tiempos mejores.
Es importante para la lectura de este
poema de Miguel Hernández, saber que utiliza una metáfora pura cuando habla
de “luna” refiriéndose a los “pechos de la mujer”.
|
VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN
Si me
muero, que me muera
con la
cabeza muy alta.
Muerto y veinte
veces muerto,
la boca
contra la grama,
tendré
apretados los dientes
y decidida
la barba.
Cantando
espero a la muerte,
que hay
ruiseñores que cantan
encima de
los fusiles
y en medio
de las batallas.
|
NANAS DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
|
La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
Miguel Hernández, 1939
|
LLAMO A LA JUVENTUD
Sangre que
no se desborda,
juventud
que no se atreve,
ni es
sangre, ni es juventud,
ni
relucen, ni florecen.
Cuerpos
que nacen vencidos,
vencidos y
grises mueren:
vienen con
la edad de un siglo,
y son
viejos cuando vienen.
|
||
TRISTES GUERRAS
Tristes
guerras
si no es
amor la empresa.
Tristes,
tristes.
Tristes
armas
si no son
las palabras.
Tristes,
tristes.
Tristes
hombres
si no
mueren de amores.
Tristes,
tristes.
|
Pincha aquí si
quieres escuchar la canción de “Las Nanas
de la Cebolla” interpretada por Alberto Cortez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario