sábado, 9 de mayo de 2020

2020_05_09. Marqués de Santillana.

POESÍA PARA LA CRISIS
Biblioteca “Honorato de Castro” de Borja. (Zaragoza)

Placa del Marqués de Santillana en La Plaza de la Iglesia de Añón de Moncayo

En 1429, el Marqués de Santillana, don Íñigo López de Mendoza y de la Vega, fue un personaje clave en la sociedad y la literatura castellana durante el reinado de Juan II de Castilla. Provenía de una familia noble inclinada desde siempre a las letras: su abuelo y su padre también fueron poetas.
Fue el primer autor que escribió sonetos en castellano, estrofa de origen italiano poco conocida en aquellos años, en Castilla.
Es especialmente recordado por sus “Serranillas”, poemitas de arte menor que tratan del encuentro entre un caballero y una campesina, a imitación de las pastorelas francesas, pero inspiradas en una tradición popular autóctona propia. Muchos escritores escribían serranillas pues eran una especie de "anecdotario" que el caballero contaba en los palacios para entretener a los cortesanos.
Residió como "frontero" en el castillo de Vozmediano, Ágreda,... Recorrió toda esta zona bastante conflictiva, por las continuas disputas entre castellanos, navarros y aragoneses.
Resultado de sus viajes por esta zona del Moncayo fueron dos "Serranillas"  (la I y II) ambientadas en el Moncayo.
En la segunda se refiere concretamente a una serrana de Añón de Moncayo. El final de esta serranilla, es muy gracioso y espontáneo, pues la serrana manifiesta su agresividad y actitud defensiva, ante la amenaza del caballero, con su “dardo pedrero”.
En el camino que une Añón con Morana, en una fuente, hay un "monolito" que tiene esculpida la serranilla completa.

SERRANILLA I
La serrana de Boxmediano

Serranillas de Moncayo,
Dios vos dé buen año entero,
ca de muy torpe lacayo
faríades caballero.
Ya se pasaba el verano,
al tiempo que hombre s'apaña
con la ropa a la tajaña,
encima de Boxmediano
vi serrana sin argayo
andar al pie d'un otero,
más clara que sal'en mayo,
el alba nin su lucero
Díjele: «Dios vos mantenga,
serrana de buen donaire».
Respondió como'n desgaire:
«¡Ay!, qu'en hora buena venga
aquel que para Sant Payo
d'esta irá mi prisionero».
E vino a mí como rayo
diciendo: «Preso, montero».
Díjele: «Non me matedes,
serrana, sin ser oído,
ca yo non soy del partido,
d'esos por quien vos lo habedes.
Aunque me vedes tal sayo
en Ágreda soy frontero,
e non me llaman Pelayo,
maguer me vedes señero».
Desque oyó lo que decía,
dijo: «Perdonad, amigo,
mas folgad ora conmigo,
e dejad la montería.
A este zurrón que trayo
quered ser mi parcionero,
pues me fallesció Mingayo,
que era comigo ovejero.

Finida

Entre Torrellas y el Fayo
pasaremos el febrero».
Díjele: «De tal ensayo,
serrana, soy placentero».
SERRANILLA II
La vaquera de Morana

En toda la su montana
de Trasmoz a Beratón
non vi tan gentil serrana.

Partiendo de Conejares,
allá suso en la montaña,
cerca de la Travesaña,
camino de Trasobares,
encontré moza lozana

poco más acá de Añón,
riberas d'una fontana.
Traía saya apretada,
muy bien fecha en la cintura;
a guisa de Estremadura,
cinta e collera labrada.

Dije: «Dios te salve, hermana;
aunque vengas d'Aragón,
d'esta serás castellana».

Respondiome: «Caballero,
non penséis que me tenedes,
ca primero probaredes
este mi dardo pedrero;
ca después d'esta semana
fago bodas con Antón,
vaquerizo de Morana».
Monolito de piedra con la Serranilla grabada.
Añón de Moncayo

Es famosa la Serranilla VI:
   
    Moça tan fermosa
non vi en la frontera,
como una vaquera
de la Finojosa.

    Façiendo la vía
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño,
por tierra fragosa
perdí la carrera,
do vi la vaquera
de la Finojosa.

    En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado
con otros pastores,
la vi tan graciosa
que apenas creyera
que fuese vaquera
de la Finojosa.

    Non creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas
nin de tal manera,
fablando sin glosa,
si antes supiera
de aquella vaquera
de la Finojosa.

    Non tanto mirara
su mucha beldad,
porque me dejara
en mi libertad.
Mas dije: "Donosa,
(por saber quién era),
¿Donde es la vaquera
de la Finojosa?"

    Bien como riendo,
dijo: "Bien vengades,
que ya bien entiendo
lo que demandades;
non es deseosa
de amar, nin lo espera,
aquesa vaquera
de la Finojosa."

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