lunes, 11 de mayo de 2020

2020_05_11. Poesía matemática.

POESÍA PARA LA CRISIS
Biblioteca “Honorato de Castro” de Borja. (Zaragoza)

POESÍA MATEMÁTICA


En las muchas hojas
del libro de matemáticas
un Cociente se enamoró
un día dolorosamente
de una Incógnita.
La vio con su mirada innumerable
y la vio desde el ápice a la base:
Una figura impar,
ojos de robot, boca de trapecio,
cuerpo rectangular, senos esferoides.
Hizo de la suya una vida
paralela a la de ella,
hasta que se encontraron
en el infinito.

¿Quién eres tú? – indagó ella
con ansia radical.
 – Pero puedes llamarme hipotenusa -.
Y de hablar descubrieron que eran
(lo que en aritmética corresponde a las almas hermanas)
primos entre sí.

Y así se amaron
al cuadrado de la velocidad de la luz,
en una sexta potencia trazando,
al sabor del momento y de la pasión,
rectas, curvas, círculos y líneas sinoidales
en los jardines de la cuarta dimensión.

Escandalizaron a los ortodoxos de las formas euclidianas
y a los exegetas del Universo infinito.
Rompieron convenciones newtonianas y pitagóricas.
Y al fin resolvieron casarse, constituir un hogar.
Más que un hogar, una perpendicular.

Invitaron como padrinos
al Polígono y a la Bisectriz.
E hicieron planos, ecuaciones y diagramas para el futuro
soñando con una felicidad
integral y diferencial.
Y se casaron y tuvieron una secante y tres conos muy graciosillos

Y fueron felices hasta aquel día
en que todo se vuelve al fin
monotonía.

Fue entonces cuando surgió
El Máximo Común Divisor.
Ofreciole, a ella,
una grandeza absoluta
y la redujo a un denominador común.
El Cociente, percibió
que con ella no formaba un todo,
una unidad.
Era un triángulo, llamado amoroso.
De ese problema él era una fracción,
la más ordinaria,
pero fue entonces cuando Einstein descubrió la Relatividad
y todo lo que era espurio pasó a ser moralidad
como en cualquier sociedad.
Millôr Fernandes (Brasil)

Me gusta lo que suma, lo que multiplica…
No me gusta lo que resta,
y termina dividiendo un conjunto en fracciones…

Me gusta de los conjuntos el que incluye,
el que es directamente proporcional
y también me gusta reconocer a los que son diametralmente opuestos.

De las figuras geométricas no me gusta el círculo cuadrado,
que viciosamente encierra
O, que aún abierto, potencia
lo que se va por la tangente.

En forma inversamente proporcional, del círculo me gusta que es redondo,
y por eso puede echar a rodar…

Me gusta lo paradojal de lo plano que es plano,
y se deriva de esto
que no por superficial
deja de ser sustento…

Me gusta la intersección de la diferencia.
No me gusta haber visto un número irracional de veces
la no discriminación de lo mutuamente excluyente,
qué distinto a la espiral, que dialéctica, integra,
incluye, se abre y expande
interminablemente…

De la infinita línea de puntos me gusta paralelamente
que se parece a la más larga caminata,
la que comienza con el primer paso,
y me gusta que en el curso de esa larga caminata
se puede poner algo entre paréntesis…
O elegir un curso que se bifurque alternativamente…
que se bifurque, alternativamente

Por eso también la precisión de y en la puntuación, me agradan
desproporcionadamente

Me gusta que el saldo sea positivo….
Teniendo igual en mente que
el final de cuentas podría
resultar negativo,
y así, aún así, su función sería la de
incrementar algún coeficiente.

Fabiana Porracin

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