POESÍA PARA LA CRISIS
Biblioteca
“Honorato de Castro” de Borja. (Zaragoza)
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Gutierre de
Cetina (Sevilla,
1520 – México, ¿1557?) fue una de las figuras más significativas del
Renacimiento. Vivió mucho tiempo en Italia, sirviendo a las tropas de Carlos
I. Su lírica, inspirada esencialmente en Petrarca, se desarrolla en torno al
refinado artificio del amor visto en su más típica abstracción. Después de
Garcilaso de la Vega, Cetina es el más notable y el más perfecto, y no se le
puede negar el derecho de ocupar el lugar más destacado del parnaso español
después de la media docena de celebridades de su época.
Murió en Puebla, bajo la ventana de
su amante, en un lance de pasión y celos, pero lo recordamos sobre todo por
este celebérrimo madrigal, que han perdurado durante siglos.
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OJOS
CLAROS, SERENOS…
Ojos
claros, serenos,
si de
un dulce mirar sois alabados,
¿por
qué, si me miráis, miráis airados?
Si
cuanto más piadosos,
más
bellos parecéis a aquel que os mira,
no me
miréis con ira,
porque
no parezcáis menos hermosos.
¡Ay
tormentos rabiosos!
Ojos
claros, serenos,
ya que
así me miráis, miradme al menos.
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